algo invisible, indivisible, innombrable, enorme;
algo que entre los amaneceres y los atardeceres llama,
y no se descubre,
algo que pareciera la línea recta que provoca la ilusión cotidiana,
que tal vez esa ilusión es la inquietud que llama para que el tiempo sienta.
Y es de lo exterior a lo interior y de nuevo al exterior, respiro;
Evocando a la belleza del mundo
y a quien se le transmite tal como si fuera presencia y a la vez vuelo.
Modificando hasta el más mínimo estado, moviendo hasta lo invisible,
reviviendo y muriendo a cada instante para dirigirse al horizonte,
pasar la línea invisible que divide a las miradas,
ir más allá de cualquier límite que sea llamado por el espíritu.
Sanando la esperanza, sanando la creación del instante,
sanando la capacidad de impresión, sanando el fondo del abismo.
El aullido, el cacareo, el ladrido, el maullido, el gemido, el llanto,el grito, la risa, el aliento, el bao,
cualquier cosa que sale de la voz transmitiendo es plegaria al cosmos,
es lo invisible armonizando el campo,
es el cuerpo llenándose del todo y vaciándose de sí constantemente,
es el verbo más allá de lo literal,
es ese fragmento de nada y de todo a la vez que sopla al oído un sentido de ser ahí, heme aquí, ven.
De la inmovilidad interior nace la danza, del silencio interno nace la música,
y es eso tan adentro y tan sensible a cualquier aspecto de nosotros,
como si una luz se convirtiese en sonido que reblandeciese cada parte del cuerpo,
del ser, del espacio y del tiempo
Como en un sentido de rito trascendente, de entrega y de empoderamiento
que asciende al mundo de la belleza, así contemplando a la sabia,
que portando la salud es como puede ser un hálito
que acompañe todos los días al cultivo del amor intermitente.
Desechando blanda y pacíficamente los tormentos,
liberando todos los gritos que alguna vez callaron la sensibilidad que desbordante admira el mundo,
como de frente a un lago, deslumbrante atardecer y la tierra madre te cantara una canción.
– Mmmmmmmmmmm maaaa tierra madre,
conmueve mis entrañas,
paravolver a latir junto a ti,
mmmmmmmmmmmmm madre – .
Y arde la palabra, y arde cada metáfora del sentir, y el sentido es memoria y memoria es espíritu convocando. Así madre (tierra) todo se acopla como un juego sin recelo, y así la armonía (unidad) nos alimenta.
Evoca
Evocando madre en presente,
evocando hasta el quebranto.
Pasando de la voz al ver,
pasando del ver a la poesía,
entre el principio y el fin,
entre la alegría dolorosa que nos humaniza.