Donde se quedó,
al amanecer,
hace un hoy de ayer.
Entre la transparencia
de una ventana que pinta
la forma del cielo,
y entre arcilla
te sigo de tu polvo en mi aire.
Y el aire de la presencia,
del pétalo que se queda
en el cruce de los caminos,
en el cruce de la belleza encarnada
Y el eco detrás de la montaña,
suscitando el silencio,
emergiendo poco a poco
del polvo del centro de la tierra,
y del tallar sincero de la veta.
Y clamando la distancia,
conteniendo tanta necesidad,
el grito se conviertió en restos
del suspiro.
Y la sencillez
de la hoja que se mueve
del árbol que observa sin juzgar,
que acaricia la conciencia
de las huellas
grabadas,
remembradas,
en los plexos.