Ciao Bella!

Un día, recién había salido de una librería, sobre el Viale de Pedro Coubertin en Roma, me encontré con una señora que me generó una gran impresión y a la vez, por tan sólo observarla me creó una gran conciencia del sentido del estar presente, en estado de plenitud y pode transmitir aquello, poder cantar.

Mientras caminaba, veo a una señora que se veía de origen africano, que tenía un acento raro al pronunciar palabras en italiano, eso de seguro hacía énfasis a que de alguna manera ella había llegado a ese lugar. Esta señora vestía unos pantalones grandes y abultados, una blusa café y toques de colores manga larga, con un sombrero de color entre verde, naranja y rojo, de edad parecía tener más de cincuenta años  y tenía cabello corto rizado; junto a ella había una grabadora algo vieja que sonaba música un poco cerca del estilo del reggae pero no terminaba de serlo, era instrumental y muy alegre, también había una especie de caja al frente de ella en dónde se le podía dejar unas monedas, con esta imagen, la señora movía sus piernas dando como saltitos de una a otra, como bailando una danza tradicional africana en la que se mueve todo el pelvis hacia adelante y hacia atrás, ella que tenía una presencia enorme y voluptuosa (a pesar de que era grande físicamente pero delgada), una presencia también amigable y que con su voz grave y rica en armónicos y con mucha emotividad solar repetía todo el tiempo a un ritmo sincopado en relación a lo que se escuchaba en la grabadora la frase – Ciao Bella! – era impresionante solamente contemplarla, a tod@ que le veía le sacaba una sonrisa, yo, al pasar por ahí, me cautivó y me la quedé observando sola por unos minutos, ella sonreía y sonreía repitiendo al ritmo sincopado – ciao bella! -, por mi mente pasaron muchas imágenes y preguntas como Qué hacía ella ahí?, de dónde era su procedencia? por qué se ponía a repetir – ciao bella – en la calle con una grabadora vieja? qué era lo que la animaba a hacer eso, y a otras personas no en condiciones de ser migrantes ilegales? simplemente pasó por mi mente el imaginarme toda la travesía que había hecho para llegar hasta ahí, de cruzar el mar mediterraneo y que muy probablemente haya visto a gente morir, el irse de su país de procedencia con muchos problemas económicos que la orillaron a migrar y tener la capacidad de pararse en la calle a sonreirle a la gente y repetir – ciao bella – como si fuese un sol radiante que vivía en el presente. Esa imagen me creó mucho eco, sobre lo miserable que la gente puede ser con respecto a sus vidas, a las quejas, a lo material, y que a veces simplemente hay chispas y encuentros que hacen que te mueva el ánimo y pareciera magia, pero qué tal si ese ánimo lo llevásemos con nosotros? tal vez el mundo sería menos miserable, egoísta y mezquino. Entonces al hacer esa reflexión fue cuando me cayó el veinte de cuando se canta con luz, con amor, con dar al otro desde toda la experiencia de vida, desde las heridas, desde las travesías más impresionantes y aún así ser un chispazo en medio de la apatía que mueve al ánimo del mundo y simplemente repitiendo – ciao bella -.

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