Una y otra

Ya no es la incertidumbre
de saberme en otras alturas,
sino lo que por dentro
es silencio y a la vez voz,
voces que como gota
desmantelan al desierto.

Y el desierto convertido en flor,
convertido en ayunos
que limpian el hacha que penetró
en el seno,
que limpian la ruptura de la
mirada desentendida,
que limpian los desvíos del brazo
dirigido en cantos al infinito