Reflexión personal sobre el siguiente artículo por Pablo Ferri: https://elpais.com/cultura/2019/09/08/actualidad/1567970157_670834.html?ssm=FB_MX_CM&fbclid=IwAR0802JBNlfOgOyHrEEAwRtXo9BY6VLwEv13AYTHIpG_mSfndQEx-Oi9_1o
Extracto del Artículo:
«Yásnaya Aguilar cuenta que no supo que era indígena hasta que llegó a vivir a la ciudad. Hasta entonces nunca se lo había planteado porque desconocía el mundo en que ellos, su pueblo, Ayutla Mixe, en Oaxaca, en el sur de México, era considerado como tal. “Siento que hay una relación compleja con la palabra indígena”, cuenta Aguilar, lingüista, ensayista y uno de los secretos mejor guardados de las letras mexicanas. “Tiene mucha carga, aunque es verdad que la palabra indio tiene más. Indígena es la versión políticamente correcta de indio. La incomodidad tiene que ver con el hecho de ser categorizado como indígena por los Estados nacionales”.
El año pasado escribió dos ensayos muy celebrados. Bastaba ver estos días a decenas de jóvenes, hombres y mujeres, vitoreándola en las conferencias en que ha participado en el Hay Festival de Querétaro. Uno de los ensayos forma parte de un libro, Tsunami, que recoge las voces de varias narradoras alrededor de la nueva ola feminista, de lo que significa ser mujer en el siglo XXI. El de Aguilar se titula La sangre, la lengua y el apellido. Ahí escribe: “Todas las mujeres indígenas pertenecemos a naciones sin Estado, es el rasgo que nos agrupa bajo la categoría indígena, pero cada Estado determina el modo en que ejerce esta categoría y actualiza la opresión”.
“México oprime a partir del mestizaje. Y el mestizaje implica desindigenización de este país”, argumenta. “Se narra como una política racial, lo que es insostenible: ya ahora todas las personas en el mundo somos mestizos. Y si mestizos no es una categoría racial debe ser otra cosa: un proyecto político del Estado mexicano. La lengua es el criterio que más ha usado el Estado para clasificar quién es indígena y quién no. Si tu ves los cálculos, te das cuenta de que en 1820, alrededor del 70% de la población mexicana hablaba una lengua indígena. O sea, esta era la situación después de 300 años de colonialismo español. Con esto no quiero relativizar los estragos del colonialismo, pero el Estado mexicano redujo esa cifra hasta el 6% en poco más de 200 años”.
Para la autora, los Estados nacionales actuales están construidos bajo la idea de “homogeneidad lingüística”. Sobre todo después de la Revolución Mexicana, “hubo esfuerzos coordinados para castellanizar forzosamente. Ha sido la política más exitosa del país”. ¿Qué pasó, esa población desapareció? “No, fue adscrita, sobre todo por la escuela, a la ideología nacionalista del mestizaje. Decimos que tú no eres mestiza, eres desindigenizada por el Estado. La opresión opera en este mecanismo. Para el Estado, el éxito es que todos nos identifiquemos como mestizos”.
Reflexión
Lo interesante de esa homogeneización del lenguaje es que también fue parte de la conquista de los nacionalismos de Europa (claro la brecha abierta a la burguesía, y las disputas entre capitalismo y comunismo), hasta extinguir los dilectos que existían, salvo ciertas zonas que se encuentran en resistencia como Cataluña, País Vasco, Sicilia, Sardeña, etc…. Lo que vendría de reflexión es que si la idea de nacionalismo es más perversa aún que la colonia, y que sumado al neocolonialismo, ya conquistados los nacionalismos la formación de identidad de un lugar determinado vuelve más y más perversa la idiosincrasia de «aquello a lo que hay que someter que es diferente a mí», más perverso en nombre de una bandera que te representa, más perverso porque ya no es el personaje del rey, ahora es todo un sistema que te representa, es la tierra, se traduce psicológicamente a tú ser rey de esa tierra, claro, que en realidad no lo eres porque estás siendo manipulado por el titiritero que te hace creer en leyes, valores y principios pautados por esa ficción que vendría siendo el Estado. ¿Serían las revoluciones de los siglos XIX, unos planes perversos para la manipulación total del mundo en vez de una real rebelión? generando naciones en nombre del patriarcado y en nombre de los conquistadores, y disfrazados de tu poder personal y pertenencia a una identidad estructurada y una tierra, que en realidad están jugando con tu inocencia y te vuelven una máquina, un militar en servicio de ellos, o un trabajador que aspira a obtener méritos y éxito, y que luego las mujeres que siempre fueron negadas de «esa oportunidad» quieren volverse a imagen y semejanza de aquello, repitiendo los patrones y volviéndose una reproducción misma de esa historia que no la representa (y las disidentes no cuentan, y las que menos han contado pero que son excepcionales son las que siguen en la resistencia y dignidad de lo que ellas no han sido para este sistema, y conservan su identidad) y las que juegan a esa representación del poder no se dan cuenta de que son víctimas y le están haciendo la chaqueta al macho poder del sistema, y que tanto hombres como mujeres peones y esclavos del poder, viven en la ceguera de ser y se olvida del desarrollo de ti mismx, de sentir, de ser la otredad y no ver a la otredad como algo ajeno, aceptarse ser esa otredad, vulnerable, tal vez nos regresaría a ese momento puro del sentir el primer contacto con esa madre que no ha tenido más que alimentarte (que todxs lo hemos vivido de una u otra forma, en ese estado de pureza), y que en ese estado eres ese amor sin prejuicios, por vivir.